UN NIÑO LE COMPRA LA CENA A UN MENDIGO Y REZA QUE CAMBIE SU FORTUNA QUE
Josiah Duncan, un niño estadounidense de 5 años, se ha convertido en un ejemplo para todo el mundo. ¿Qué hizo? Comprarle un menú en una hamburguesería de la ciudad en la que vive. ¡Simplemente precioso!
Josiah Duncan se ha convertido en un ejemplo para todo el mundo. ¿Por qué? Con sólo cinco años, este niño
residente en Estados Unidos vio a un hombre sólo y triste en la puerta
de un restaurante de comida rápida. Estaba sentado y con la mirada
perdida, sin estar esperando a nadie.
Duncan no dudó en preguntarle a su madre por qué ese hombre se encontraba en la puerta del local. Esta le explicó que se trataba de una persona sin hogar. "¿Qué significa eso?", preguntaba inquieto el pequeño. Después de unos minutos, Josiah terminó entendiendo el concepto de indigente.
El niño le pidió a su madre que le invitara a algo al vagabundo, algo que le sorprendió en primera instancia pero que finalmente terminó concediéndole. Duncan salió fuera del local y cogió de la mano al hombre sin hogar y lo llevó dentro.
Los camareros no le servían y el niño se acercó a la caja y le llevó un menú hasta su posición. Segundos más tarde, su madre le dijo que podía pedir todo aquello que quisiera.
El mendigo, agradecido por lo que le estaba ocurriendo, comenzó a rezar por la comida que le habían ofrecido. Duncan se sentó junto a él y repitió los gestos que hacía. "Nunca lo olvidaré en mi vida", explicaba su madre. ¡Como para hacerla!
Duncan no dudó en preguntarle a su madre por qué ese hombre se encontraba en la puerta del local. Esta le explicó que se trataba de una persona sin hogar. "¿Qué significa eso?", preguntaba inquieto el pequeño. Después de unos minutos, Josiah terminó entendiendo el concepto de indigente.
El niño le pidió a su madre que le invitara a algo al vagabundo, algo que le sorprendió en primera instancia pero que finalmente terminó concediéndole. Duncan salió fuera del local y cogió de la mano al hombre sin hogar y lo llevó dentro.
Los camareros no le servían y el niño se acercó a la caja y le llevó un menú hasta su posición. Segundos más tarde, su madre le dijo que podía pedir todo aquello que quisiera.
El mendigo, agradecido por lo que le estaba ocurriendo, comenzó a rezar por la comida que le habían ofrecido. Duncan se sentó junto a él y repitió los gestos que hacía. "Nunca lo olvidaré en mi vida", explicaba su madre. ¡Como para hacerla!
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