Torrijas, el pecado más goloso de la Semana Santa
Resumen de la receta
Todos los ingredientes y trucos para preparar el postre de la Semana Santa por excelencia: las torrijas.
Son melosas, dulces y fáciles de preparar. También uno de los postres más ligados a la tradición que hay en nuestro país. Las torrijas cuentan con centenares de adeptos que ven en la Semana Santa satisfecha la mayor de las gulas –aunque suene a contradicción siendo esta un pecado capital-.
Es en esos días, los del final de la cuaresma e inicio de la Semana Santa cuando en todas las casas y pastelerías se prepara este postre de manera habitual. Y es que, aunque se trata, como decimos, de una receta en apariencia sencilla, siempre hay quien tiene sus trucos para que le queden para chuparse los dedos. Nosotros, hoy os vamos a dar los nuestros para que os quede como las hacían vuestras abuelas.
Un dulce con mucha historia
Las primeras recetas que aparecen en la historia que se parecen a lo que hoy conocemos como torrijas –tostadas en Cantabria y País Vasco o torradas en Galicia- dataría de la época romana. Así lo refleja en algunos de sus artículos y textos Ana Vega, quizá una de las mayores expertas en historia gastronómica de nuestro país. Ella ha encontrado en los recetarios de Marco Gavio Apicio, aunque en aquel entonces se elaboraban con miel y vino en lugar de leche y prescindía del huevo.
Parece que tras eso, pueden encontrarse además similitudes entre las torrijas y algunas recetas sefardíes. Así hasta llegar a un alimento que se daba tradicionalmente a las mujeres tras dar a luz, porque creían que ayudaba a que subiera la leche.
¿Y por qué se convirtieron en un postre tradicional de la Semana Santa? Pues parece que fue más por una cuestión práctica. Se trataba del aprovechamiento del pan en una época del año, la cuaresma, en la que además no se podía comer carne pero sí había, en cambio, producción de leche. Así mataban tres pájaros de un tiro: no desperdiciaban el codiciado pan, se alimentaban y disfrutaban de algo que está buenísimo.
Los ingredientes
Lo primero que hay que tener en cuenta es el pan que utilizamos para elaborarlas. Tradicionalmente se han elaborado con pan del día anterior y ahora hasta hay establecimientos que han sacado un pan especial para prepararlas. Pero, sin ánimo de entrar en discusiones, la mejor opción es el pan de toda la vida y sí, tiene que ser de buena calidad. No vale con la típica barra cocida en un horno eléctrico.
Otro dato a tener en cuenta es que las cantidades que damos y que utilicéis pueden variar de una vez a otra, especialmente en lo que a la leche se refiere. Esto se debe a que cuanto más seco esté el pan más leche será capaz de absorber, y eso hará que quede mucho más cremosa.
Por último, la fritura es clave. El aceite que utilicemos irá según el gusto, porque hay quien no concibe las torrijas sin el toque del aceite de oliva. Pero si se trata de una cuestión de propiedades, al someterlas a temperaturas tan altas, no aportan lo mismo que en crudo, por lo que, si os da igual el sabor, podéis utilizar aceite de girasol sin problema.
Lo único que tenéis que tener claro es que el aceite tiene que estar bien caliente antes de sumergir en ella las torrijas. Esto es clave para que se hagan en el tiempo justo, no se quemen. no queden aceitosas y quede una capa crujiente en el exterior.
¿Qué necesitas?
- ½ barra de pan de torrijas
- ½ l. de leche
- 4 cucharadas de azúcar
- Una corteza de limón
- 1 palo de canela
- 3 huevos
- Aceite abundante para freír
- Un poco de Azúcar para espolvorearlas
- Un puñado de Frambuesas para decorar (opcional
Comentarios
Publicar un comentario