MALAGA HOY
A la espera de la 'Resurrección'
Málaga despide una Semana Santa marcada por las colas y con la mirada puesta ya en 2022 con el gran deseo de que las procesiones vuelvan a tomar las calles
Las cofradías muestran su mejor versión en los altares extraordinarios dispuestos para la veneración de sus sagrados titulares
Y al tercer día, resucitó. El reverendo padre Salvador Javier Guerrero, delegado diocesano para Hermandades y Cofradías impartió su bendición en la iglesia de San Julián en un resplandeciente Domingo de Resurrección y todo terminó. O quizás todo empezó. Ahora muchos cuestionarán, otros revisarán imágenes y se preguntarán: ¿Habremos actuado bien?
Probablemente todos hayan recibido en sus teléfonos móviles varias fotografías de las largas colas que se pudieron formar en calle Trinidad, sobre todo el Lunes Santo, para venerar al Cautivo y a la Trinidad, o en las calles aledañas a la parroquia de Santo Domingo de Guzmán y la basílica de la Esperanza. Sí, eran unas tremendas colas de fieles sedientos por reencontrarse con sus devociones de una forma especial. Y sí, algunas perspectivas engañan. Málaga acudió de forma masiva a la Semana Santa de los templos, la del rezo y la oración.
Medidas de seguridad
Todas las hermandades y cofradías eran conscientes de la situación crítica que estamos viviendo por culpa de esta pandemia. Por eso, en todo momento se veló por el perfecto cumplimiento de las medidas de seguridad y sanitarias en el interior de sus sedes canónicas y casas de hermandad, incluso en algunas colas formadas en el exterior.
Porque si desde luego algo ha salido bien en esta Semana Santa ha sido gracias al control y organización de las propias hermandades y sus juntas de gobierno. Que supieron actuar de forma coordinada para evitar en la medida de lo posible las temidas aglomeraciones, que sí, que se dieron en algún lugar en algún momento puntual.
De hecho, los cofrades no se sintieron inseguros a pie de calle. Sí que alguno, entre los que puedo incluirme, se cuestionaron durante la propia Semana Santa, si era necesario estar en ese punto de la ciudad en ese instante concreto. Llevamos un año intentando evitar ese tipo de situaciones y ambientes, y ahora no solamente asistimos a las veneraciones y actos sino que los organizamos y somos partícipes activos de los mismos.
Pero de nuevo las hermandades estuvieron acertadas y, en su amplia mayoría, expusieron a sus sagrados titulares durante toda la Semana Santa, para así ampliar la oferta, y que los malagueños pudiesen acudir a contemplar altares y veneraciones extraordinarias en días en los que las corporaciones no realizaban actos especiales, que generalmente coincidían con su día de salida procesional.
La toma de temperatura y el uso de gel hidroalcohólico justo a las puertas de las sedes eran unas constantes en la totalidad de las cofradías, así como el control del aforo, con unos contadores que permitían saber en todo momento el número de personas que estaban en las iglesias y parroquias. Y todo eso, repito, gestionado por las propias hermandades y cofradías. Porque más allá de lo estético primó la seguridad.
Culto interno
Ante la falta de procesiones por las calles de Málaga, las cofradías tuvieron que tirar de ingenio y de recursos para vivir sus días especiales. Aunque la mayoría decidió permanecer en sus parroquias, las corporaciones de Estudiantes, Cautivo, Nueva Esperanza, Rescate y Misericordia sí optaron por realizar las veneraciones en las casas de hermandad. Todas excepto la cofradía perchelera entronizaron a sus sagrados titulares.
Una decisión al principio algo comentada y criticada, pero cada hermandad cuenta con un contexto y unas características particulares, como puede ser la dimensión de su templo o capilla, la propia idiosincrasia de cada corporación, o las relaciones con cada párroco o director espiritual. No obstante se ha aprovechado la ocasión para innovar y crear, así se han podido ver altares de gran belleza en Málaga durante estos días.
Destaca la veneración a Nuestro Padre Jesús a su Entrada en Jerusalén y María Santísima del Amparo, con un exorno floral creado con palmas. La archicofradía del Huerto quiso representar su escena bíblica con el ángel confortador y tras el Señor se colocó de forma magistral el manto de la Virgen de la Concepción con el olivo.
La cercanía de las imágenes con los fieles ha sido otra constante durante toda la Semana Santa, las corporaciones de la Crucifixión y la Esperanza decidieron ubicar en el centro de sus templos a sus veneradas imágenes, causando un gran impacto emocional en las personas que esperaban pacientes para entrar y se encontraron con aquellas bellas estampas.
Parece que es el momento de empezar a cuidar todos los elementos que componen un buen culto interno, algo de lo que Málaga carecía y que poco a poco va tomando mayor prestancia. El trabajo da sus frutos y Málaga respondió y encontró ese momento de paz ante un año de tantas malas noticias y preocupaciones. De nuevo, todo es gracias a las cofradías.
Algo de lo que esta ciudad puede presumir es de buen gusto y de calidad. Muchos cofrades siempre tienen sus miras puestas en otras ciudades, en otra Semana Santa. La ciudad ha demostrado que no tiene nada que envidiar a nadie, Málaga ha redescubierto joyas y estampas algo escondidas en anteriores años, y que el mayor patrimonio que tienen las cofradías son sus propios hermanos, con el amor y el cariño que ponen en cada actividad que realizan.
Málaga va a cuidarse, porque volveremos, y lo haremos todos juntos con más fuerza que nunca. Aunque las hermandades nunca se van ni desaparecen, continuarán trabajando durante todo el año más volcadas que nunca en sus acciones sociales y labores caritativas. Ahora es también el momento de cuidar a nuestras cofradías.
A pesar de todo, la emoción brotó ante Jesús y María. Las mascarillas no impidieron ver el brillo en la mirada de tantos y tantos que necesitaban un momento así de cercano o íntimo con sus devociones. Un encuentro que no ha podido ser en las calles, y es que este año han sido los fieles los que han tenido que andar de un barrio a otro.
Música para sentir
A quién no se le ha erizado la piel escuchando esas marchas procesionales interpretadas en directo en la calle. La música ha sido protagonista esta Semana Santa gracias a las formaciones musicales malagueñas, a su incansable trabajo, esfuerzo y sacrificio. Porque desde el cielo, las melodías clamaron a una Málaga que cerraba los ojos y se ubicaba por un instante frente a la tribuna de los pobres o de vuelta al barrio.
Porque la música es también una forma de rezar, y Málaga lo sabe y así lo siente. No ha sido un año fácil para las bandas, pero su nivel quedó patente una vez más. Muy pronto esas melodías volverán a acompasar el dulce caminar de nuestros tronos por las calles.
¿Habremos actuado bien? Muchas decisiones, en este mundo tan pasional, se han tomado con el corazón, pero siempre con el toque necesario de cordura y control. El tiempo responderá con más exactitud a la cuestión. Por lo pronto, Málaga y sus cofradías han estado a la altura de las circunstancias. Ahora no hay que bajar la guardia y cuidar a los hermanos.
Las hermandades han demostrado que están al pie del cañón, luchando casi en primera línea de batalla contra el coronavirus desde el primer instante. Necesitaban una Semana Santa así, saber que todo sigue ahí, esperando a que llegue ese momento en el que en calle Parras el nuevo dorado del trono de Pollinica destelle ilusión. Y cuando eso ocurra, estaremos todos y entenderemos que toda espera mereció la pena.
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